En la semana del 19 al 25 de marzo del corriente año Puerto Cabello vivió
nuevamente el embate de la naturaleza, una vaguada como las de noviembre del
2010 azoto esta costa caribeña, las poblaciones más afectadas fueron Patanemo,
Gañango y Borburata. Una vez más los ríos
y quebradas que atraviesan estas poblaciones se salieron de su cauce para
causar zozobra en la población y dejar a más de uno afectado, con sus coroticos
mojados, colchones perdidos, y electrodomésticos dañados. La respuesta de las
autoridades fue en muchos casos oportuna, pero en otras tardías, la falta de coordinación
hizo que poblaciones como Patanemo pasaran 2 días sin agua potable.
Afectados
Como ya es costumbre en estos casos, varias familias resultaron
afectadas, unas en mayor grado que otras, menos mal que ninguna paso al estatus
de REFUGIADA, por que de seguro estarían como las familias afectadas en la última
vaguada, estas aun viven en refugios con la esperanza que el gobierno les
resuelva el problema de vivienda. Pero a
casi un año y medio de su tragedia muchas han retornados a sus casas que están en
peligro y otros se han quedado esperando su casita digna. Y digo yo, se
quedaran esperando porque el burgomaestre local ha prometido más de 800
viviendas nuevas para Puerto Cabello y si ha entregado alguna que alguien me lo
diga, solo he visto sustitución del Plan SUVI y son más o menos 35.
Cauce
En el caso de Patanemo y Borburata ambos ríos no cuentan con una
adecuada limpieza de sus cauces, ni canalización de las mismos, por lo que en época
de mucha lluvia su tendencia es salirse en las curvas que amontonan basura,
palos y pequeños arbustos haciendo que sus aguas fluyan por donde la población ha
construido para convertirse en un problema.
Mucho se ha escuchado de las autoridades locales en este tema, pero no
van a la raíz del problema, y entonces en cada vaguada ocurre lo que tiene que
ocurrir, los ríos en su crecida se salen y afectan a las poblaciones
circunvecinas.
Solución
El problema de los ríos en la ciudad es sencillo, en el caso de
Patanemo y Borburata, ensanchamiento, profundización y rectificación del cauce,
reduciendo las curvas del mismo, tal y como se hizo con los ríos de Goaigoaza y
San Esteban, que nunca más causaron inundaciones severas en la ciudad. Un buen plan de limpieza de cauces, lo que
implica remoción de arbustos, troncos y cualquier vegetación u obstáculo
existente en el cauce o en las orillas que dificulte el paso de las aguas y
desagüe de las avenidas, lo que determina una disminución drástica de la
rugosidad del cauce.